Clave 0: ¿Conoce los me medicamentos más seguros para el
asma y la alergia durante el embrazo?
Afortunadamente hoy existen
tratamientos, que utilizados de forma adecuada, permiten, sin riesgo para el feto, conseguir el control en
la inmensa mayoría de los mujeres embarazadas.
Si usted necesita más información
al respecto, no dude en consultar con un médico que esté familiarizado con el
tratamiento del asma durante la gestación, para que le diga con exactitud
cuales son los medicamentos más seguros y convenientes para usted.
Clave 1: ¿Tiene
el asma y la alergia bien controlados?
El primer objetivo del tratamiento en las
gestantes con asma y alergia debe estar orientado a alcanzar el control de la enfermedad y a mantenerlo de forma permanente.
Cuando una gestante no tiene bien
controlados sus síntomas de alergia suele ser porque no está utilizando la medicación
adecuada.
Cualquier persona tiene mal
control de sus síntomas de alergia o su asma si se aprecia alguna de las siguientes situaciones
·
Si nota dificultad para respirar, pitos
o tos durante el día o por la noche.
·
Tiene síntomas tan intensos que no le permiten descansar adecuadamente por la noche o hacer sus
actividades habituales durante el día.
·
Tiene limitaciones para hacer esfuerzos.
·
Necesita inhaladores
de alivio tres o más veces
a la semana.
·
Tiene crisis de asma.
·
Su función pulmonar
está disminuida
Valorar el nivel
de control es rápido y sencillo, ya que existen
una serie de cuestionarios breves y fáciles
de cumplimentar, cuyo resultado permite ajustar el tratamiento al grado de control.
El más usado en el
asma es el (ACT) Asthma Control Test,
que tan solo consta de cinco preguntas.
En función del nivel
de control podemos clasificar el asma en controlado, parcialmente controlado y no controlado.
Clave
2: ¿Conocer los diferencia entre los tratamientos que controlan la inflamación
bronquial y los que alivian los síntomas?
Es fundamental saber distinguir entre dos tipos
de medicamentos para el asma, los de alivio de síntomas y los que controlan
la inflamación bronquial. Estos últimos son los más importantes, ya
que actúan sobre el principal mecanismo responsable del asma, es decir, la
inflamación de los bronquios.
Un error muy habitual es utilizar con
demasiada frecuencia medicamentos de alivio rápido y reducir o no
utilizar suficientemente los que controlan la inflamación. Muchas crisis se
producen porque la persona espera demasiado antes de introducir o incrementar los
tratamientos de control de la inflamación. Se dice que “el asma es como
el fuego, cuanto antes se apague mejor”.
· Los medicamentos
de alivio, como su propio nombre indica, alivian rápidamente los
síntomas. Dilatan los bronquios, mejorando los síntomas de forma casi
inmediata. También son llamados broncodilatadores de rescate. Sus
dispositivos de inhalación suelen ser de color azul. A veces se
usan también como preventivos, antes de realizar deporte.
· En cambio, los
medicamentos que controlan la inflamación bronquial, tienen un efecto
que no suele ser tan inmediato como los de alivio. Pueden ser corticoides,
o no corticoides. Sus inhaladores suelen ser de color marrón. Dentro de
los antiinflamatorios no corticoideos, está el grupo de los antagonistas
de los leucotrienos, que se administran por vía oral y se usan con mucha
frecuencia en niños, aunque también en adultos. Cada vez se utilizan con más
frecuencia las combinaciones de corticoide inhalado y broncodilatador de
acción prolongada, cuyos inhaladores suelen ser de color rojo o morado.
Es importante resaltar que, para controlar
adecuadamente los síntomas de asma, lo más importante es tratar la
inflamación bronquial.
No hay que temer a los corticoides, sino al mal uso de los mismos. Continúan siendo muy
útiles en el asma, sobre todo en forma inhalada. Hay una opinión muy
generalizada en contra del uso de corticoides, originada en parte, porque sí se
toman en comprimidos o en inyectables (sistémicos), durante periodos largos de
tiempo, pueden producir efectos secundarios sistémicos. Muchas personas
desconocen que los corticoides inhalados al llegar directamente a los
bronquios, consiguen reducir la inflamación con dosis muy bajas y carecen de
efectos secundarios importantes. La única precaución con ellos sería enjuagar
la garganta después de usarlos, para evitar irritación o pequeñas lesiones
en la boca o garganta.
Los corticoides sistémicos, se utilizan para
tratar las crisis de asma que no se han controlado con los otros
medicamentos.
Otro tratamiento para casos de asma alérgica, es
la inmunoterapia específica con alérgenos o vacunas de alergia, en
aquellos casos que estén indicadas.
Clave 3: ¿Saber que el asma y la alergia son enfermedades
inflamatorias de las vías respiratorias altas y bajas?
En el asma se produce una inflamación
reversible de los bronquios que dificulta el paso del aire y hace que estén
más sensibles ante ciertos factores y circunstancias del ambiente.
Clave 4: ¿Ha identificado
los desencadenantes de los empeoramientos y saber como evitarlos en la medida
de lo posible?
Los desencadenantes del asma son
sustancias o situaciones del ambiente responsables de la inflamación y del
estrechamiento de los bronquios en personas con asma.
No todas las personas con asma reaccionan de
igual forma ante los mismos desencadenantes, por lo tanto es importante aprender
a identificar los que producen los síntomas a cada paciente.
Las personas alérgicas suelen tener síntomas
coincidiendo con la inhalación de sustancias a las que están sensibilizadas,
también llamadas alérgenos. Las más frecuentes en nuestro país son:
· Pólenes.
· Ácaros.
· Animales domésticos.
· Hongos o mohos.
Otros importantes desencadenantes sin relación
con alergia son:
· Infecciones respiratorias, como catarros, faringitis, sinusitis, etc.
· Productos irritantes para las vías respiratorias que pueden desencadenar
síntomas de asma, por ejemplo, humo de tabaco, olores, algunos productos de
limpieza, ciertos gases polucionantes, fuertes, pinturas frescas, cambios de
temperatura, aire frío y seco, aire acondicionado, etc.
· Emociones,
situaciones estresantes, la risa, etc. pueden afectar en mayor o menor
medida a algunas personas con asma.
· Algunos medicamentos como aspirina, ibuprofeno u otros antiinflamatorios no
esteroideos (AINES) en aquellas personas que sean sensibles a los mismos.
Las medidas de control ambiental de
los factores desencadenantes pueden conseguir la mejoría de los síntomas y en
algunos casos la desaparición del asma.
Clave 5: ¿Utiliza correctamente
los dispositivos de inhalación?
Cada persona debe aprender a utilizar de forma
adecuada sus inhaladores. La vía inhalada tiene muchas ventajas
para la administración de tratamientos de asma. Al llegar los medicamentos
directamente al pulmón, se precisan dosis más bajas que cuando se
utilizan los mismos por vía oral.
La persona con asma y su médico deben
elegir de forma participativa el dispositivo que mejor se adapte a
cada caso y entrenar la forma de su utilización. El uso de los dispositivos
debe ser correcto, por eso hay que revisarlo periódicamente.
Clave 6: ¿Sabe autoevaluar la función pulmonar en
cualquier momento y lugar?
Esta evaluación se puede hacer mediante los síntomas
de asma por parte del paciente, aunque en muchos casos, puede ser útil
contar con una medida objetiva de la función pulmonar, a través del
dispositivo Medidor de Soplido, también denominado Medidor de
Flujo Espiratorio Máximo (FEM), Peak Flow Meter o simplemente Pico-Flujo.
Este dispositivo se utiliza para que el paciente
pueda conocer de forma sencilla, su grado de obstrucción pulmonar en cualquier
momento. Es una especie de “medidor del asma”, que puede
indicar si los bronquios están inflamados o no.
Para usarlo, hay que soplar enérgicamente
tres veces y elegir la medición más alta, que se trasladará a la hoja
de registro. Durante el periodo de entrenamiento se suele utilizar dos
veces al día: por la mañana y por la noche, siempre antes de tomar la
medicación inhalada. Posteriormente solo será necesaria su utilización en
los periodos con síntomas de asma de cada paciente, como por
ejemplo, coincidiendo con infecciones respiratorias, periodos de polinización,
etc.
La mejor medición obtenida con el
dispositivo se marca en la hoja de registro en la que se dibujan tres
bandas horizontales con los colores verde, amarillo y rojo (regla
internacional de colores del semáforo). Estas bandas cambian sus valores
dependiendo de la talla, edad y sexo de la persona.
Si el valor obtenido con el soplido está en
zona verde, el paciente suele estar bien controlado. Si la inflamación
bronquial aumenta, el valor obtenido por el soplido disminuye y desciende a
la zona amarilla de alerta. Hay que incrementar el tratamiento
que controla la inflamación bronquial, para evitar que los valores lleguen a
la zona roja o de peligro.
Si con la exposición a cualquier desencadenante
se notan síntomas de asma o bien se observa que disminuye la cifra en el
registro de soplido, es importante que introducir o incrementar la medicación
de control de la inflamación bronquial, según el Plan de Acción, para
mejorar y regresar a la zona verde.
Registrar las medidas en las hojas correspondientes
es fundamental, para el propio conocimiento de la enfermedad y para
mostrárselas al médico o enfermero cuando acuda a revisión.
Es muy conveniente anotar también en la hoja
de registro los síntomas y medicamentos utilizados, para vigilar los
resultados del tratamiento y ver si se están consiguiendo los objetivos de
control
Clave 7: ¿Saber reconocer los primeros síntomas del
empeoramiento del asma?
Las crisis de asma suelen evolucionar de forma paulatina,
siendo menos frecuente, que aparezcan de forma brusca. Es decir, comienzan a
menudo con síntomas leves y si no se toman las medidas terapéuticas
adecuadas, van progresando hasta hacerse más intensos.
Con respecto a los síntomas puede
haber variabilidad entre unas personas y otras. Hay quienes empeoran por la noche
al tumbarse o se despiertan en la madrugada con dificultad para
respirar. Otros en cambio lo notan más al hacer esfuerzo. La
gravedad de una crisis puede estimarse por la gravedad de los síntomas y
con el descenso en el registro de soplido.
El paciente está controlado cuando no
tiene síntomas de asma nocturnos, ni diurnos. Además el registro de soplido se
mantiene en la zona de normalidad (zona verde).
Saber reconocer los primeros síntomas de agravamiento, hace que se pueda aumentar un
escalón más el tratamiento antiinflamatorio, para poder prevenir las crisis.
Clave 8: ¿Tiene un Plan Escrito de Tratamiento para
prevenir las crisis?
El tratamiento del asma debe hacerse “a la
medida” de cada paciente. Las
personas con asma moderado o severo deberían tener un Plan Escrito de
Tratamiento con las instrucciones sobre la manera de controlar los
síntomas de las crisis en los momentos iniciales, así como
En el Plan Escrito, el médico indica los
medicamentos que se pueden ir incorporando de forma progresiva, dependiendo de
la gravedad de la inflamación y los síntomas.
Así, el paciente se hace corresponsable del
tratamiento, adquiriendo una mayor autonomía para controlar su
enfermedad. De esta forma, la inmensa mayoría de las agudizaciones de asma
podrían ser prevenidas.
El tratamiento del asma es mucho más exitoso
cuando se siguen los autocuidados guiados, de manera que el paciente y su familia asumen un papel
activo en la toma de decisiones, aplicando lo indicado en el Plan Escrito,
elaborado en la consulta con el facultativo.
Clave 9: ¿Sabe diferenciar los otros síntomas
frecuentemente asociados con el asma como rinitis, sinusitis y otras?
Con frecuencia las personas con asma tienen
también rinitis, conjuntivitis u otros síntomas de vías
respiratorias altas.
La nariz limpia el aire inspirado de
partículas, lo calienta y lo humedece, permitiendo que llegue en buenas
condiciones a los pulmones. A esto contribuyen unas cavidades,
denominadas senos paranasales, conectadas con la nariz, por las que
el aire respirado también circula y se acondiciona antes de llegar a los
bronquios.
El interior de las fosas nasales esta recubierto
por la mucosa nasal, que también se puede inflamar por diversas causas. Estas
inflamaciones nasales se denominan rinitis y suelen ocasionar congestión
nasal, taponamiento, exceso de moco, picor, estornudos, que pueden también
afectar a los ojos. Son causas frecuentes de rinitis los catarros, otras
infecciones respiratorias, substancias que producen alergia, humos y otros
irritantes.
· Las rinitis
de corta duración o agudas, normalmente son de origen infeccioso y suelen
estar ocasionadas por diversos tipos de virus como el del catarro común o la
gripe.
· Las rinitis
de larga duración o crónicas pueden ser de origen alérgico o no
alérgico. Se puede sospechar origen alérgico, cuando coinciden con presencia de
pólenes, ácaros u otros alérgenos.
En las rinitis alérgicas se usan antihistamínicos
y antiinflamatorios nasales. Como la intensidad de los síntomas puede
variar enormemente, el tratamiento también puede hacerse de forma
escalonada, según su gravedad. A veces se acumula moco en los senos
paranasales y se infecta ocasionando sinusitis, que se caracteriza
por mucosidad espesa y es importante diferenciar de los síntomas de
alergia, porque el tratamiento es distinto. Con frecuencia las rinitis también
se asocian con inflamación de la conjuntiva o conjuntivitis, que produce
lagrimeo, enrojecimiento y picor ocular.
Clave 10: ¿Utiliza de forma adecuada los servicios
sanitarios?
Un abordaje clínico correcto puede fracasar si el
paciente no entiende o no se implica en las prescripciones, asumiendo su responsabilidad
en el tratamiento.
Es importante que realice revisiones con
los profesionales sanitarios que le atienden. Visitar periódicamente a su
médico de familia o pediatra, permite realizar el seguimiento y que le
prescriba los medicamentos que vaya necesitando. La valoración por médicos especialistas
también es necesaria, para hacer un diagnóstico y valoración más minuciosa,
sobre todo en casos de mal control de los síntomas. Se debe solicitar consulta
a su médico si:
· no percibe mejoría a pesar de la utilización correcta de los
medicamentos prescritos
· su registro de soplido está en las zonas amarilla o
roja y, a pesar de incrementar el tratamiento con antiinflamatorios
bronquiales no regresa a la zona verde
· se despierta con frecuencia por la noche o no
puede dormir tumbado a causa del asma
Si tiene dudas, es preferible solicitar una consulta, que sufrir una
crisis por no hacerlo.
Debe acudir a un servicio de urgencias si
aparecen los siguientes signos de gravedad:
· dificultad respiratoria intensa y agitada, a pesar de utilizar la medicación de alivio
prescrita
· si su registro de soplido está en zona amarilla y
continua descendiendo (intentar no descender a la roja)
· tiene dificultades para hablar o caminar por
el asma
Si la situación es grave, los pacientes deben
evitar conducir su vehículo para acudir a urgencias.
Si el asma coincide con
el embarazo, antes de abandonar los tratamientos, es importante que
consulte con el especialista para saber qué medicamentos son más seguros
durante la gestación.
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