10 CLAVES


Clave 0: ¿Conoce los me medicamentos más seguros para el asma y la alergia durante el embrazo?
Afortunadamente hoy existen tratamientos, que utilizados de forma adecuada, permiten, sin riesgo para el feto, conseguir el control en la inmensa mayoría de los mujeres embarazadas.
Si usted necesita más información al respecto, no dude en consultar con un médico que esté familiarizado con el tratamiento del asma durante la gestación, para que le diga con exactitud cuales son los medicamentos más seguros y convenientes para usted.
Clave 1:  ¿Tiene el asma y la alergia bien controlados?
El primer objetivo del tratamiento en las gestantes con asma y alergia debe estar orientado a alcanzar el control de la enfermedad y a mantenerlo de forma permanente.
Cuando una gestante no tiene bien controlados sus síntomas de alergia suele ser porque no está utilizando la medicación adecuada.
Cualquier persona tiene mal control de sus síntomas de alergia o su asma si se aprecia alguna de las siguientes situaciones
·      Si nota dificultad para respirar, pitos o tos durante el día o por la noche.
·      Tiene síntomas tan intensos que no le permiten descansar adecuadamente por la noche o hacer sus actividades habituales durante el día.
·      Tiene limitaciones para hacer esfuerzos.
·      Necesita inhaladores de alivio tres o más veces a la semana.
·      Tiene crisis de asma.
·      Su función pulmonar está disminuida
Valorar el nivel de control es rápido y sencillo, ya que existen una serie de cuestionarios breves y fáciles de cumplimentar, cuyo resultado permite ajustar el tratamiento al grado de control.
El más usado en el asma es el (ACT) Asthma Control Test, que tan solo consta de cinco preguntas.
En función del nivel de control podemos clasificar el asma en controlado, parcialmente controlado y no controlado.

Clave 2: ¿Conocer los diferencia entre los tratamientos que controlan la inflamación bronquial y los que alivian los síntomas?
Es fundamental saber distinguir entre dos tipos de medicamentos para el asma, los de alivio de síntomas y los que controlan la inflamación bronquial. Estos últimos son los más importantes, ya que actúan sobre el principal mecanismo responsable del asma, es decir, la inflamación de los bronquios.
Un error muy habitual es utilizar con demasiada frecuencia medicamentos de alivio rápido y reducir o no utilizar suficientemente los que controlan la inflamación. Muchas crisis se producen porque la persona espera demasiado antes de introducir o incrementar los tratamientos de control de la inflamación. Se dice que “el asma es como el fuego, cuanto antes se apague mejor”.
· Los medicamentos de alivio, como su propio nombre indica, alivian rápidamente los síntomas. Dilatan los bronquios, mejorando los síntomas de forma casi inmediata. También son llamados broncodilatadores de rescate. Sus dispositivos de inhalación suelen ser de color azul. A veces se usan también como preventivos, antes de realizar deporte.
· En cambio, los medicamentos que controlan la inflamación bronquial, tienen un efecto que no suele ser tan inmediato como los de alivio. Pueden ser corticoides, o no corticoides. Sus inhaladores suelen ser de color marrón. Dentro de los antiinflamatorios no corticoideos, está el grupo de los antagonistas de los leucotrienos, que se administran por vía oral y se usan con mucha frecuencia en niños, aunque también en adultos. Cada vez se utilizan con más frecuencia las combinaciones de corticoide inhalado y broncodilatador de acción prolongada, cuyos inhaladores suelen ser de color rojo o morado.
Es importante resaltar que, para controlar adecuadamente los síntomas de asma, lo más importante es tratar la inflamación bronquial.
No hay que temer a los corticoides, sino al mal uso de los mismos. Continúan siendo muy útiles en el asma, sobre todo en forma inhalada. Hay una opinión muy generalizada en contra del uso de corticoides, originada en parte, porque sí se toman en comprimidos o en inyectables (sistémicos), durante periodos largos de tiempo, pueden producir efectos secundarios sistémicos. Muchas personas desconocen que los corticoides inhalados al llegar directamente a los bronquios, consiguen reducir la inflamación con dosis muy bajas y carecen de efectos secundarios importantes. La única precaución con ellos sería enjuagar la garganta después de usarlos, para evitar irritación o pequeñas lesiones en la boca o garganta.
Los corticoides sistémicos, se utilizan para tratar las crisis de asma que no se han controlado con los otros medicamentos.
Otro tratamiento para casos de asma alérgica, es la inmunoterapia específica con alérgenos o vacunas de alergia, en aquellos casos que estén indicadas.

Clave 3: ¿Saber que el asma y la alergia son enfermedades inflamatorias de las vías respiratorias altas y bajas?
En el asma se produce una inflamación reversible de los bronquios que dificulta el paso del aire y hace que estén más sensibles ante ciertos factores y circunstancias del ambiente.

Clave 4: ¿Ha identificado los desencadenantes de los empeoramientos y saber como evitarlos en la medida de lo posible?
Los desencadenantes del asma son sustancias o situaciones del ambiente responsables de la inflamación y del estrechamiento de los bronquios en personas con asma.
No todas las personas con asma reaccionan de igual forma ante los mismos desencadenantes, por lo tanto es importante aprender a identificar los que producen los síntomas a cada paciente.
Las personas alérgicas suelen tener síntomas coincidiendo con la inhalación de sustancias a las que están sensibilizadas, también llamadas alérgenos. Las más frecuentes en nuestro país son:
· Pólenes.
· Ácaros.
· Animales domésticos.
· Hongos o mohos.
Otros importantes desencadenantes sin relación con alergia son:
· Infecciones respiratorias, como catarros, faringitis, sinusitis, etc.
· Productos irritantes para las vías respiratorias que pueden desencadenar síntomas de asma, por ejemplo, humo de tabaco, olores, algunos productos de limpieza, ciertos gases polucionantes, fuertes, pinturas frescas, cambios de temperatura, aire frío y seco, aire acondicionado, etc.
· Emociones, situaciones estresantes, la risa, etc.  pueden afectar en mayor o menor medida a algunas personas con asma.
· Algunos medicamentos como aspirina, ibuprofeno u otros antiinflamatorios no esteroideos (AINES) en aquellas personas que sean sensibles a los mismos.
Las medidas de control ambiental de los factores desencadenantes pueden conseguir la mejoría de los síntomas y en algunos casos la desaparición del asma.

Clave 5: ¿Utiliza correctamente los dispositivos de inhalación?
Cada persona debe aprender a utilizar de forma adecuada sus inhaladores. La vía inhalada tiene muchas ventajas para la administración de tratamientos de asma. Al llegar los medicamentos directamente al pulmón, se precisan dosis más bajas que cuando se utilizan los mismos por vía oral.
La persona con asma y su médico deben elegir de forma participativa el dispositivo que mejor se adapte a cada caso y entrenar la forma de su utilización. El uso de los dispositivos debe ser correcto, por eso hay que revisarlo periódicamente.

Clave 6: ¿Sabe autoevaluar la función pulmonar en cualquier momento y lugar?
Esta evaluación se puede hacer mediante los síntomas de asma por parte del paciente, aunque en muchos casos, puede ser útil contar con una medida objetiva de la función pulmonar, a través del dispositivo Medidor de Soplido, también denominado Medidor de Flujo Espiratorio Máximo (FEM), Peak Flow Meter o simplemente Pico-Flujo.
Este dispositivo se utiliza para que el paciente pueda conocer de forma sencilla, su grado de obstrucción pulmonar en cualquier momento. Es una especie de “medidor del asma”, que puede indicar si los bronquios están inflamados o no.
Para usarlo, hay que soplar enérgicamente tres veces y elegir la medición más alta, que se trasladará a la hoja de registro. Durante el periodo de entrenamiento se suele utilizar dos veces al día: por la mañana y por la noche, siempre antes de tomar la medicación inhalada. Posteriormente solo será necesaria su utilización en los periodos con síntomas de asma de cada paciente, como por ejemplo, coincidiendo con infecciones respiratorias, periodos de polinización, etc.
La mejor medición obtenida con el dispositivo se marca en la hoja de registro en la que se dibujan tres bandas horizontales con los colores verde, amarillo y rojo (regla internacional de colores del semáforo). Estas bandas cambian sus valores dependiendo de la talla, edad y sexo de la persona.
Si el valor obtenido con el soplido está en zona verde, el paciente suele estar bien controlado. Si la inflamación bronquial aumenta, el valor obtenido por el soplido disminuye y desciende a la zona amarilla de alerta. Hay que incrementar el tratamiento que controla la inflamación bronquial, para evitar que los valores lleguen a la zona roja o de peligro.
Si con la exposición a cualquier desencadenante se notan síntomas de asma o bien se observa que disminuye la cifra en el registro de soplido, es importante que introducir o incrementar la medicación de control de la inflamación bronquial, según el Plan de Acción, para mejorar y regresar a la zona verde.
Registrar las medidas en las hojas correspondientes es fundamental, para el propio conocimiento de la enfermedad y para mostrárselas al médico o enfermero cuando acuda a revisión.
Es muy conveniente anotar también en la hoja de registro los síntomas y medicamentos utilizados, para vigilar los resultados del tratamiento y ver si se están consiguiendo los objetivos de control

Clave 7: ¿Saber reconocer los primeros síntomas del empeoramiento del asma?
Las crisis de asma suelen evolucionar de forma paulatina, siendo menos frecuente, que aparezcan de forma brusca. Es decir, comienzan a menudo con síntomas leves y si no se toman las medidas terapéuticas adecuadas, van progresando hasta hacerse más intensos.
Con respecto a los síntomas puede haber variabilidad entre unas personas y otras. Hay quienes empeoran por la noche al tumbarse o se despiertan en la madrugada con dificultad para respirar. Otros en cambio lo notan más al hacer esfuerzo. La gravedad de una crisis puede estimarse por la gravedad de los síntomas y con el descenso en el registro de soplido.
El paciente está controlado cuando no tiene síntomas de asma nocturnos, ni diurnos. Además el registro de soplido se mantiene en la zona de normalidad (zona verde).
Saber reconocer los primeros síntomas de agravamiento, hace que se pueda aumentar un escalón más el tratamiento antiinflamatorio, para poder prevenir las crisis.

Clave 8: ¿Tiene un Plan Escrito de Tratamiento para prevenir las crisis?
El tratamiento del asma debe hacerse “a la medida” de cada paciente. Las personas con asma moderado o severo deberían tener un Plan Escrito de Tratamiento con las instrucciones sobre la manera de controlar los síntomas de las crisis en los momentos iniciales, así como
En el Plan Escrito, el médico indica los medicamentos que se pueden ir incorporando de forma progresiva, dependiendo de la gravedad de la inflamación y los síntomas. 
Así, el paciente se hace corresponsable del tratamiento, adquiriendo una mayor autonomía para controlar su enfermedad. De esta forma, la inmensa mayoría de las agudizaciones de asma podrían ser prevenidas.
El tratamiento del asma es mucho más exitoso cuando se siguen los autocuidados guiados, de manera que el paciente y su familia asumen un papel activo en la toma de decisiones, aplicando lo indicado en el Plan Escrito, elaborado en la consulta con el facultativo.

Clave 9: ¿Sabe diferenciar los otros síntomas frecuentemente asociados con el asma como rinitis, sinusitis y otras?
Con frecuencia las personas con asma tienen también rinitis, conjuntivitis u otros síntomas de vías respiratorias altas.
La nariz limpia el aire inspirado de partículas, lo calienta y lo humedece, permitiendo que llegue en buenas condiciones a los pulmones. A esto contribuyen unas cavidades, denominadas senos paranasales, conectadas con la nariz, por las que el aire respirado también circula y se acondiciona antes de llegar a los bronquios.
El interior de las fosas nasales esta recubierto por la mucosa nasal, que también se puede inflamar por diversas causas. Estas inflamaciones nasales se denominan rinitis y suelen ocasionar congestión nasal, taponamiento, exceso de moco, picor, estornudos, que pueden también afectar a los ojos. Son causas frecuentes de rinitis los catarros, otras infecciones respiratorias, substancias que producen alergia, humos y otros irritantes.
· Las rinitis de corta duración o agudas, normalmente son de origen infeccioso y suelen estar ocasionadas por diversos tipos de virus como el del catarro común o la gripe.
· Las rinitis de larga duración o crónicas pueden ser de origen alérgico o no alérgico. Se puede sospechar origen alérgico, cuando coinciden con presencia de pólenes, ácaros u otros alérgenos.
En las rinitis alérgicas se usan antihistamínicos y antiinflamatorios nasales. Como la intensidad de los síntomas puede variar enormemente, el tratamiento también puede hacerse de forma escalonada, según su gravedad. A veces se acumula moco en los senos paranasales y se infecta ocasionando sinusitis, que se caracteriza por  mucosidad espesa y es importante diferenciar de los síntomas de alergia, porque el tratamiento es distinto. Con frecuencia las rinitis también se asocian con inflamación de la conjuntiva o conjuntivitis, que produce lagrimeo, enrojecimiento y picor ocular.

Clave 10: ¿Utiliza de forma adecuada los servicios sanitarios?
Un abordaje clínico correcto puede fracasar si el paciente no entiende o no se implica en las prescripciones, asumiendo su responsabilidad en el tratamiento.
Es importante que realice revisiones con los profesionales sanitarios que le atienden. Visitar periódicamente a su médico de familia o pediatra, permite realizar el seguimiento y que le prescriba los medicamentos que vaya necesitando. La valoración por médicos especialistas también es necesaria, para hacer un diagnóstico y valoración más minuciosa, sobre todo en casos de mal control de los síntomas. Se debe solicitar consulta a su médico si:
· no percibe mejoría a pesar de la utilización correcta de los medicamentos prescritos
· su registro de soplido está en las zonas amarilla o roja y, a pesar de incrementar el tratamiento con antiinflamatorios bronquiales no regresa a la zona verde
· se despierta con frecuencia por la noche o no puede dormir tumbado a causa del asma
Si tiene dudas, es preferible solicitar una consulta, que sufrir una crisis por no hacerlo.
Debe acudir a un servicio de urgencias si aparecen los siguientes signos de gravedad:
· dificultad respiratoria intensa y agitada, a pesar de utilizar la medicación de alivio prescrita
· si su registro de soplido está en zona amarilla y continua descendiendo (intentar no descender a la roja)
· tiene dificultades para hablar o caminar por el asma
Si la situación es grave, los pacientes deben evitar conducir su vehículo para acudir a urgencias.
Si el asma coincide con el embarazo, antes de abandonar los tratamientos, es importante que consulte con el especialista para saber qué medicamentos son más seguros durante la gestación.

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