En el asma se produce una inflamación
reversible de los bronquios que dificulta el paso del aire y hace que estén
más sensibles ante ciertos factores y circunstancias del ambiente.
Si tienes asma o alergia y estás embarazada, no necesitas suspender los tratamientos. La mayoría de ellos no producen efectos adversos en el feto, ni sobre el embarazo. Es más seguro usarlos, que tener mal controlados los síntomas de la enfermedad.
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